Otro selfie
Por Pedro Suárez
La reseña podría iniciar con una frase de autor: Con mis huesos han topado. Innecesario es descubrir a quién se parafrasea, pero ustedes lo adivinan, al Caballero de la triste figura. El molino de viento que es la historia, abre sus brazos para convertir en souvenir el polvo de quien por inmortal resiste la voluntad de la materia. Pero los turistas, ávidos en su nadería, pretenden eternizar el vacío frente a esos polvos en selfies de tantos pixeles. Olvidan la lapidaria sentencia del escritor italiano Ennio Flaiano para quien "Los días inolvidables en la vida de un hombre son cinco o seis en total, los demás hacen volumen." De suerte que si se trata de complacer a la galería, allí están los huesos del manco de Lepanto, el genial Don Miguel de Cervantes Saavedra.
A partir de ahora será más fácil entrar en contacto visual con el cubito y el radio del creador de Sancho Panza que con el capítulo que Cervantes dedica a la novela del Curioso impertinente; qué importa si se ignora de qué va la aventura narrada sobre la infanta Micomicona, ni cómo el bachiller Sansón Carrasco abona en la locura del ingenioso hidalgo. Importante es que los amigos hagan like en la foto que subirán a la red.
Soy de los que se resisten a pontificar sobre el pasado, pienso que este es el mejor momento de la historia de la humanidad (los Hititas quemaban la retina a sus esclavos para que no vieran la penosa suerte que les correspondía en vida); y a menos que se cumplan las predicciones de economistas como Nathan Hagens y su curiosa tesis sobre la disonancia cognitiva, lo será por mucho tiempo. No es descabellado, entonces, pensar que la vida será más confortable dentro de 50 años que hoy. Es posible que la oportunidad de ser felices superen largo las que ahora se nos ofrecen. Lo que no estoy seguro es si la enfermedad de este tiempo, una de las más graves, nos permitirá alcanzar la Arcadia que dibujaron los griegos y que el romanticismo hizo suya. Hablo de la banalidad. Esa insoportable levedad nos va conduciendo al abismo. La muerte puede llegar a ser un divertimento, un adolescente le acomoda veinte tiros en la cara a otro niño porque “se comió la luz”, un funcionario público se roba 300 millones de dólares para comprar caballos y un jet; ambos lo hacen para divertirse. La banalidad despoja de luces al semáforo que controla el manejo de la ética como moneda de cambio de nuestras acciones de vida. Aparecieron los restos de Miguel de Cervantes, la gran Madrid ofrecerá a partir de ahora una inaplazable location para tomarse una foto y subirla a las redes sociales.
@pedrojsuarez
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