jueves, 12 de noviembre de 2015

Todo a cien
De la vida regalada
Por Pedro Suárez 

Matías es cardiólogo y padece de un extraño horror por el ocio, no le gusta estar sin hacer nada, entra en pánico si después de lo que termina de hacer no viene otra tarea. Mientras me toma la tensión leo una frase que descansa en su escritorio, está impresa en el papel glasé de un impecable catálogo que edita una empresa fabricante de medicamentos; el autor del texto me llama más la atención que la frase en sí misma, dice Francisco Umbral, que la suscribe, algo así: "El hombre que se inventa pasiones es tan héroe o más como el que las vive".

Con esta tensión yo me voy a morir primero que tú, me tranquiliza el doctor Matías, mientras me da una palmada en el hombro. ¿No tiene nada que ver si usted se inventa más pasiones que yo?, le pregunto. De inmediato advierte que estoy redibujando la frase del catálogo, y se ríe. Su respuesta aparenta no tener nada que ver con lo que le pregunté pero justifican estás líneas. Me confiesa, como el que mira para los lados, que desde que suspendió la consulta de la mañana debe soportar largas horas de angustia. En los últimos viente años no había hecho otra cosa que leer electrocardiogramas y prescribir medicamentos. Se siente culpable, piensa que pudiera hacer algo más útil que no hacer nada. Piensa en lo que deja de ganar y se da cuenta que siempre ha trabajado para ganar mas y para comprar cosas que pasan de moda o que se las traga el herrumbre. Lo consuelo recordándole  que no hacer nada tiene su gracia y que renunciar a la vida regalada se entiende en idealistas como Don Quijote pero que en mortales de a pie como nosotros el ocio es una virtud que debe ser cultivado con devoción. Mi argumento no lo convence, Matías insiste en que lo de él es una angustia que le aguijonea debajo de las costillas. Dice que más parece aburrimiento, sí, que se aburre. Le contesto que uno no es lo que hace si no que hace lo que es. Abre los ojos y se encoge de hombros. Aquí no hay nada que hacer, siento que me despido de un hombre que no está en ninguna parte. Antes de salir le digo que una vez leí un poema de Charles Baudelaire sobre el hastío. Puede ser, me responde Matías.

@pedrojsuarez

 La maldita guerra El amor es el silencio más fino, el más tembloroso, el más insoportable. Jaime Sabines Mientras las bombas caen, si se ag...