sábado, 17 de enero de 2015


Pensar duele 
Por Pedro Suárez 

Francisco le pregunta que es si es ingeniero. Le responde que es abogado pero que tiene un posgrado en hidráulica. Me quedo pensando, qué tiene que ver la neumática con el Código procesal penal o con el Derecho tributario. Miro de soslayo a Francisco e imagino que piensa lo mismo que yo. Me hago el desentendido, aplico así una máxima que me acompaña desde niño y que causa malestar entre quienes me la escuchan: Si no entiendo, no pregunto.

La poesía es triste, es una vaina de muertos, espeta el maestro en hidráulica. Hace días intenté leer a una poeta polaca y no la entendí, no vuelvo más a la poesía, cierra con desilusión. Francisco trata de explicarle que hay poetas graciosos, le recuerda a Quevedo y le habla de su Poema al pedo. Lo que no puede ser un poeta es un payaso porque el oficio de bufón es un asunto en extremo exigente y serio; la poesía es más de cabalgar la palabra, de ritmo y preguntas, más que de respuestas. Hay una erótica en el acto creativo, y leer complementa ese ejercicio. Un texto cumple su función cuando otro lo lee, que es como una manera de reescribirlo. Pero para eso hay que educar el espíritu, tercia el abogado. Yo afirmo con la cabeza, y añado, tienes razón. 

@pedrojsuarez

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