Viva el Talión
Por Pedro Suárez
Si me dan les doy. Mosca pues. |
Los humoristas tienen mucho de catcher de béisbol, no se les escapa una, o casi ninguna. Hacen mofa, por igual, de la rigidez de un cadáver que de la chica que, tras enredar los tacones de sus zapatos, somete la rinoplastia al polvo de las escaleras mecánicas del centro comercial donde pasea la estrechez de una minifalda que la convierte en una fabrica de deseos.
Sin querer queriendo, como el Chavo del 8, el Papa Francisco se llevó en los cachos la orden de cero tolerancia a la violencia que Jesús, su jefe inmediato, impartió a los apóstoles. Ordenaba el de Nazareth que ¨si alguien te pega en la mejilla derecha, ofrécele también la otra¨. El negocio les agenciaba el doble de las trompadas pero, para el hijo de María, dejaba en pelotas a la belicosa ley del Talión. Ahora, mira tú, Jorge Mario Bergoglio cambia el ramo de olivo por las imprecaciones de barras brava y en el vuelo de Alitalia que hacia el trayecto entre Sri Lanka y Filipinas manda de paseo a las mejillas, esa parte de la cara que ha servido de pasaporte a innumerables hombres y mujeres para que entren en la nómina del santaroral de la iglesia católica.
Apología al terrorismo gritan desde los ascensores y las redacciones. Qué importa. ¿No están los tribunales dirimir y exigir reparos? Se preguntan desde los micrófonos de programas de opinión. A mí me viene a la memoria el canto del gallo que le recordó a Pedro las tres veces que había negado a Jesús. No olvido tampoco la frase de Augusto Monterroso donde nos informa que “Es más fácil que que una mosca se pare en la nariz del Papa a que el Papa se pare en la nariz de una mosca“. ¿Será una mosca la que acudió a la nariz del Papa por su frágil condena a la violencia? Me pregunto yo.