viernes, 20 de noviembre de 2015

Todo a cien
De la vida prestada
Por Pedro Suárez 

Para el filósofo rumano Emil Cioran el espermatozoide es un bandido en estado puro, y tres o cuatro florituras estrambóticas lo complementan, añado yo. ¿Exagera Cioran su dosis de escepticismo al desdeñar de esa manera al dueño de la cúspide de la pirámide alimenticia? Pienso que no, mucho menos cuando afirma que el hombre no pasa de ser un vulgar idolatra del fragmento. El cielo y el infierno, el negro y el blanco, el bueno, el malo y el feo -para hacer homenaje a ese viejo spaghetti wéstern que tanto me gusta-, forman parte de esta formula simplista del asunto.

Despejada la ecuación que conduce al hombre a cometer horrores tan dantescos como el de los atentados terroristas en París, no queda más que cruzar los dedos y esperar el golpe. Uno da por cierto que el horror empuñó una guadaña que se afinca en el poder de las comunicaciones de nuevo cuño, y no habrá hueco o escondrijo donde guardase y estar a salvo. El placer que produce la muerte del prójimo ha devenido en espectáculo. Placer para el que mata y para el que lo justifica. Ya no se aspira a quince minutos de gloria, como pronosticaba Andy Wharhol, si no que todo se reduce a un vídeo de minuto y medio, y las redes sociales para darle esa curiosa ciudadanía de viral. Así como las bacterias se reproducen constantemente sobre sí mismas, también las causas para matar estarán al día y tendrán su oportunidad para beber la sangre que le sea necesaria al motor que la reclama, y este no es otro que el odio y el fanatismo. 

Es un nuevo amanecer el tiempo de estas masacres. Y no soy optimista

@pedrojsuarez

 La maldita guerra El amor es el silencio más fino, el más tembloroso, el más insoportable. Jaime Sabines Mientras las bombas caen, si se ag...