Apenas hielo
¿Puedes creerlo?
Todavía siento en mis dedos
el aliento de la ballena.
No es raro
antes te comenté que confiaba más en las luciérnagas
que en el arpón para dominar la constelación de tu bajo vientre.
Y que mi naturaleza se acomodaba mejor al vidrio
porque a su través podía ver tu universo en expansión.
Te será difícil aceptar
soy lo que amarga el te en la taza
donde tratas de leer el camino que tomarán las olas.
Así como odias mi manía de comprar boletos el último día
y eso de voltear la mirada para ver de cerca como me desdigo.
Te lo dije y no lo vas a creer
puedo caminar por entre las brasas
tragar fuego sin adornos en la garganta
dejar que mi cuerpo padezca el látigo
de ese verdugo despiadado que llaman realidad.
Me cuesta asumir que lo hago por miedo.
Tú no lo sabes ni lo vas a creer
el miedo en mí es como un motor de agua
penetra todas las hendiduras que descuido
crea líneas que marcan una veta que me cruza la cara.
Es el paso de un tigre en un follaje de piedras
que huye si lo busco
y me persigue si no lo invoco.
Puedes creerlo
todo comenzó frente a un espejo
en el que no me he vuelto a mirar.
Tú no estabas, y no importa
el tiempo me dejó treinta líneas para explicarte.