Editable
Que hay vidas recosidas, a las que se le añade párrafos cada tres días, reescritas al calor de infamias y victorias, sometidas a elución, es verdad. Sí, nada lo impide ni tiene porque despedir el tufo deleznable de la censura, la autocensura. Luego, todo debería ser editable, menos la mentira. Bueno, barajo, eso de dejar intacta la mentira es un despropósito si no la literatura sería un arrume de chatarra oxidada y las noches serían más largas, aburridas como las quejas de conserje. Hasta aquí.