sábado, 21 de diciembre de 2019

El arte de chocar contra una pared
  


Alice Wu, cineasta norteamericana de origen chino, guionista y directora de la aclamada película “Saving Face”, tiene un encanto particular que me detiene: el humor ante lo trágico. Ella es de las que celebra sin disimulo cuando alguien pierde la pisada en una escalera eléctrica, cuando alguien tropieza con una plasta de perro. Quizá esa condición la hace decir que: “Me fascina la ineptitud humana. Raras veces observo el mundo en términos de bien y mal, correcto o incorrecto; creo que la mayoría de la gente se esfuerza en hacer lo correcto. Que “lo correcto” sea tan a menudo lo erróneo, a veces es trágico y a menudo muy, muy divertido”.
La óptica de Alice Wu, o si prefieren su manera de relacionarse con el mundo y con la gente, no sólo es inteligente si no que está insuflada de una elevada dosis de tolerancia para con el prójimo. Es el hacer y dejar hacer. Pero además, es el sentido de la caridad y la compasión ante el error.  Y mire que no  es poca cosa el credencial moral con se presenta ante el mundo. Sobre manera ahora que ser feliz es una obligación que debe registrarse en las redes sociales, y que dejó de ser un asunto íntimo. Abulta su visión, además, la dosis de humor que se requiere para perdonar y no sentirse dueño de verdades inconmovibles porque al final llega la muerte, y con ella el olvido.

Me gusta Alice Wu, me hace bien saber que no es un comisario, y que así se hacen mejores películas. 

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