Comisarios
Del dilatado universo de la iconografía venezolana me quedo con ¨Los tres comisarios¨ del pintor caraqueño Héctor Poleo. El cuadro coloca a tres personajes ataviados de gruesas ruanas, sombreros de cogollo, y sendos machetes que se adosan discretos a los muslos de estos hombres que literalmente tienen a un pueblo a sus pies. Están de espalda, nada les importa solo le son fieles al crimen. La pintura intenta, y lo logra, resumir la historia de un país que no ha dejado un momento de conspirar, maquinar una traición, avanzar en lo furtivo, y reiterar en la intención artera. Es y ha sido la manera de hacer política, de ejercer el poder, de obedecer al poder. Conozco muy poco de la historia del cuadro, entiendo que fue pintado en 1942; irresponsablemente elucubro una interpretación que tal vez no tenga nada que ver con las motivaciones del autor de la obra. Me gusta pensar que esas son las razones que movieron a Héctor Poleo al momento de manchar el lienzo blanco. Si no fue así, igual trato de entender a mi país a través de esta pintura. Cada vez que se lanzan los dados del atraso, y los de la fuerza por sobre la razón, me detengo en estos comisarios. Siento que me hablan desde su silencio, y me recuerdan que representan nuestro pecado original. Siento que son nuestra tarea pendiente, y que algún día los vamos a bajar de la cima desde donde tuercen el camino a la civilidad.
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